COVID-19, movilidad y paz

En México, así como en el resto del mundo, la pandemia de COVID-19 afectó a prácticamente toda actividad humana en 2020, y el crimen y la violencia no fueron excepciones. Mientras que la pandemia no resultó en un cambio dramático en las condiciones de violencia y delincuencia en el país, sí contribuyó a reducciones notables en varios indicadores de las mismas.

Los primeros casos de COVID-19 en México se detectaron el 28 de febrero de 2020. Cinco semanas después, el 30 de marzo, el gobierno federal anunció medidas para suspender actividades no esenciales y restringir el movimiento para contener la pandemia. Como resultado, el porcentaje de personas quedándose en casa diariamente se disparó en abril, según datos de movilidad publicados por Facebook y Google. Las tasas de permanencia en casa disminuyeron gradualmente en los meses siguientes, pero hasta finales de año se mantuvieron muy por encima de los niveles anteriores a la pandemia.

Tras varios años en que la violencia en México creció enormemente, las tasas de aumento empezaron a desacelerarse en 2019. Y en 2020, por primera vez en años, México experimentó no solamente desaceleraciones en las tasas de aumento sino reducciones en la mayoría de los niveles de violencia. Como consecuencia, en 2020 registró una mejora de 3.5% en su calificación nacional de paz. Esta modesta mejora incluyó una disminución de 1.3% en la tasa nacional de homicidios, la primera disminución de este tipo en seis años.

Como era de esperar, el impacto de la pandemia en la violencia fue más significativo para los delitos típicamente asociados con los movimientos cotidianos de las personas. Por ejemplo, delitos como robos, asaltos y secuestros experimentaron reducciones notables en 2020. En contraste, aquellos no asociados con tales movimientos, como la violencia interpersonal, el narcotráfico local e internacional y la violencia de los carteles, experimentaron aumentos o permanecieron prácticamente sin cambios.

Según encuestas nacionales, en 2019 más de 60% de los delitos que experimentaron las personas en México ocurrieron en lugares públicos, como en la calle o en el transporte público, como se muestra en la siguiente gráfica. Con más personas manteniéndose en sus hogares como resultado de la pandemia, las tasas de delitos oportunistas disminuyeron. El robo y asalto en la calle o en el transporte público, por ejemplo, son los delitos que las personas más experimentan en México, y en 2020 la tasa general de robos disminuyó en un 22.3% y la tasa de asaltos disminuyó en un 13.2%.

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El impacto de la movilidad reducida en la paz en México se puede ver más claramente al observar sus 32 estados individualmente. Los estados en que más residentes se quedaron en casa o en su entorno inmediato a diario registraron mejoras más significativas en sus niveles de paz. Basándose en los datos de Facebook en todos los estados, hubo una clara relación entre las tasas promedio de permanencia en casa y los cambios generales en los niveles de paz en 2020.

Esta relación fue aún más pronunciada en los estados con los cambios más significativos en sus niveles de paz. Las cinco entidades federativas que registraron las mayores mejoras en 2020 – Quintana Roo, la Ciudad de México, Guerrero, Tabasco y Campeche – tuvieron entre las tasas de permanencia en casa más altas del país. En promedio, el 29.4% de sus residentes permanecieron en casa o en su entorno inmediato a diario entre marzo y diciembre. En contraste, esta cifra fue solo del 21.3% para los cinco estados que experimentaron los mayores deterioros en niveles de paz – Zacatecas, San Luis Potosí, Sonora, Guanajuato y Michoacán.

La siguiente gráfica compara los 32 estados de México en torno a sus niveles de movilidad y los cambios en sus niveles de paz en 2020.

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