Polarización política y la contención de la violencia 

El Índice de Paz México 2023 destaca que la polarización política se ha convertido en un tema de creciente preocupación en el país. Hay factores de larga data que alimentan la polarización en México, incluida la desigualdad económica y la corrupción. En los últimos años, las divisiones se han intensificado debido a ciclos electorales particularmente polémicos e incluso violentos, así como a relaciones cada vez más antagónicas entre las voces dentro del gobierno, por un lado, y los medios de comunicación, por el otro. Esta última tendencia ha llevado a un entorno mediático más polarizado, que a su vez alimenta la polarización dentro de la ciudadanía en general. 

Una encuesta global realizada en 2022 encontró que el 52 % de los mexicanos creía que su país estaba muy o extremadamente dividido y que el 65 % creía que era poco probable que las divisiones pudieran superarse. Además, una encuesta de Latinobarómetro de 2020 encontró que el 51 % de los mexicanos sentían que podían tener consecuencias negativas si expresaban libremente sus opiniones. 

Los crecientes niveles de polarización se reflejan en el cambio en la tasa de aprobación del gobierno federal a lo largo de líneas cada vez más partidistas. Según datos de encuestas publicados por El Financiero, en 2002, hubo diferencias comparativamente menores en las tasas en que las personas que se identificaban como de izquierda o de derecha veían al gobierno federal. En ese momento, el 45 % de las personas de izquierda y el 66 % de las personas de derecha aprobaban al presidente, una diferencia de solo 21 puntos. Sin embargo, durante las últimas dos décadas, esa brecha se ha ampliado con cada administración sucesiva. Para 2020, la brecha en las tasas de aprobación entre los dos grupos había crecido a 83 puntos. 

La hostilidad en las plataformas de redes sociales también ha exacerbado la polarización en México. Una consultora española publicó un estudio sobre la polarización en Internet en varios países de América Latina, analizando más de 600 millones de tuits entre 2017 y 2022 sobre una variedad de temas. En México, el tema de los derechos humanos generó la mayor discusión, mientras que la libertad de expresión fue el tema más controvertido. Las conversaciones polarizadas en el país a menudo se centraron en el asesinato de periodistas, las amenazas de los cárteles y las violaciones de derechos humanos por parte de las autoridades. 

 

Efectos de la polarización en la contención de la violencia 

Se ha encontrado que la polarización socava la capacidad del gobierno para operar de manera efectiva y cohesiva, así como disminuye la confianza de los ciudadanos y su disposición para participar en los procesos cívicos. Si bien la polarización dificulta la acción unificada en muchas áreas de preocupación social, una de las más importantes está relacionada con la violencia, especialmente en México.  

La falta de confianza en el gobierno y sus instituciones también conduce a una menor disposición para denunciar actividades delictivas a la policía. Según los datos de una encuesta nacional, el 15 % de los mexicanos dice que no denuncia delitos por falta de confianza en las instituciones, y solo el 51 % de los mexicanos confía en el gobierno federal, mientras que menos de la mitad confía en sus gobiernos municipales o estatales. 

Investigadores también han demostrado que la polarización y la fragmentación política pueden exacerbar la violencia y socavar los esfuerzos por construir la paz. Un estudio de 2016 examinó el efecto de varias composiciones políticas en los gobiernos locales, estatales y federales sobre la violencia entre 2007 y 2012 en México. Encontró que un municipio gobernado a nivel local y estatal por el partido en oposición al partido gobernante a nivel federal resultó en el doble de violencia que los municipios donde los gobiernos locales y estatales eran del mismo partido que el gobierno nacional. En parte, esto reflejó la incapacidad o falta de voluntad de los funcionarios del gobierno para colaborar más allá de las líneas partidarias en la búsqueda de la contención de la violencia. 

Los estados más polarizados, donde existen marcadas divisiones entre ideologías políticas rivales, tienden a tener instituciones más débiles y menor cohesión social. Mediante el uso estratégico del aumento de la violencia, los grupos criminales pueden ganar poder en tales contextos, aprovechando las divisiones y la falta de cooperación entre la ciudadanía y el estado. 

En cambio, la cooperación entre los cuerpos gubernamentales puede contribuir en gran medida a controlar la violencia. Por ejemplo, el estado de Yucatán ha sido el estado más pacífico durante siete años consecutivos y su capital, Mérida, tiene la tasa de homicidios más baja del país. Algunos académicos han sugerido que sus bajos niveles de violencia están relacionados con el gran número de personas indígenas del estado, que representan la mitad de la población total, y las formas en que esto puede ayudar a reforzar los niveles de cohesión social y, en consecuencia, las capacidades de la población para resistir al crimen organizado. 

Sin embargo, un nuevo estudio ha reconocido el papel vital desempeñado por las instituciones políticas y de seguridad de Yucatán en la contención de la violencia. Específicamente, el estado ha podido mantener relaciones intergubernamentales relativamente cohesivas durante varias décadas, a pesar de las diferentes afiliaciones partidistas entre las autoridades estatales y federales. Además, dentro del estado mismo, el estudio también destaca cómo ha habido un alto grado de continuidad en el liderazgo de las fuerzas de seguridad. Este fue el caso incluso en medio de cambios en el partido en el poder a nivel estatal. El estudio plantea que esta consistencia en el liderazgo ha contribuido a la permanencia y cohesión dentro y entre las agencias de seguridad. 

Reducir la violencia en México debería ser un objetivo no partidista. Otros estados harían bien en mirar el ejemplo de Yucatán para lecciones sobre cómo mantener un grado relativamente alto de acción unificada en sus esfuerzos por promover la seguridad. Dichos esfuerzos reflejan la visión de construir la Paz Positiva, que comprende las actitudes, instituciones y estructuras necesarias para construir y mantener la paz a largo plazo. Para este fin, será importante que los estados de todo el país fortalezcan los Pilares de la Paz Positiva, en particular las buenas relaciones con los vecinos, la aceptación de los derechos de los demás y el buen funcionamiento del gobierno.