El aumento en la violencia de género 

En los últimos años ha habido una creciente conciencia social sobre la violencia de género en México. Entre otros factores, esto se debe al aumento continuo en las tasas de violencia familiar y violencia sexual en el país, así como a la creciente prevalencia del delito de feminicidio –es decir, el asesinato de una mujer por razón de género–. Datos de encuestas nacionales han revelado que el 70.1 % de las mujeres han experimentado algún tipo de violencia en su vida, y el 39.9 % de esa violencia proviene de una pareja.  

El Índice de Paz de México 2023 muestra que la paz ha mejorado en México en los últimos años, pero el país continúa enfrentando niveles crecientes de violencia de género. El indicador de delitos violentos del índice consta de cuatro componentes: robo, asalto, violencia familiar y violencia sexual. Durante los últimos ocho años, las tasas de los dos componentes no asociados con la violencia de género (robo y asalto) han aumentado y disminuido dentro de un rango relativamente normal, sin moverse nunca más del 35 % por encima o por debajo de sus niveles de 2015. Por el contrario, las tasas de los dos componentes asociados con la violencia de género (violencia familiar y violencia sexual) han aumentado constantemente cada año. Como resultado, ambas tasas se han más que duplicado desde 2015, como se muestra en la siguiente figura.  

En 2022, 27 de los 32 estados de México experimentaron aumentos en sus tasas de violencia sexual y 23 experimentaron aumentos en sus tasas de violencia familiar. Campeche tuvo los aumentos porcentuales más grandes de todos los estados tanto en violencia sexual como en violencia familiar. En contraste, Chiapas tuvo la mayor disminución porcentual en violencia sexual y Yucatán tuvo la mayor disminución porcentual en violencia familiar. Yucatán tuvo la tasa más baja de violencia sexual y la segunda más baja tasa de violencia familiar del país.  

En 2022, Colima tuvo la peor tasa de violencia familiar del país por quinto año consecutivo, con 1,775 casos por cada 100,000 habitantes, casi el triple de la tasa nacional. De igual forma, Morelos tuvo la tasa más alta de violencia sexual del país por octavo año consecutivo, con 724 casos por cada 100,000 habitantes, también casi el triple de la tasa nacional.  

Según los datos de una encuesta nacional, la violencia sexual constituye alrededor de dos tercios de la violencia que experimentan las mujeres en los espacios públicos, y alrededor de dos tercios de esos actos son cometidos por extraños. En 2022, el país alcanzó un nuevo récord en la cantidad de llamadas de emergencia que informan incidentes de violencia sexual, con 6,977 llamadas. Esto equivale a un aumento del 13.1 % desde 2021 y es casi el doble del número en 2017.  

 

Feminicidio  

El feminicidio se define como la privación delictiva de la vida de una víctima femenina por razones de género. El asesinato de una mujer o niña se considera basado en el género y se incluye en las estadísticas de feminicidio cuando se cumple a menos uno de siete criterios, incluyendo la evidencia de violencia sexual antes de la muerte de la víctima; una relación sentimental, afectiva o de confianza con el agresor; o el cuerpo de la víctima que se muestra en público.  

El tema de los feminicidios en México ha sido una preocupación creciente en los últimos años, con aumentos alarmantes en el número de casos reportados. En 2022, se denunciaron 968 casos de feminicidios, un aumento del 127 % con respecto a 2015. En la actualidad, aproximadamente uno de cada cuatro asesinatos de mujeres en México se clasifica como feminicidio.  

La siguiente figura muestra los tipos de armas utilizadas en las diferentes formas de asesinato en 2022. Si bien los homicidios de hombres y los homicidios de mujeres (no feminicidios) muestran patrones casi idénticos, con siete de cada 10 muertes por un arma de fuego, los feminicidios se llevan a cabo en su mayoría sin armas de fuego. Alrededor de una cuarta parte de las víctimas de feminicidio fueron asesinadas con armas blancas, mientras que la mayor parte, más de dos quintas partes, fueron asesinadas por “otros medios”. Es probable que estos últimos casos incluyan palizas y estrangulamientos, aunque los registros oficiales no brindan detalles adicionales, lo que destaca la necesidad de datos más granulares para comprender la dinámica única que impulsa la violencia contra hombres y mujeres en todo el país. 

El feminicidio a menudo se analiza en el contexto del aumento de las tasas generales de homicidios y violencia generalizada en México durante la última década, que ha sido especialmente impulsado por el aumento de las tasas de delitos con armas de fuego y la delincuencia organizada. Teniendo en cuenta la relativa poca frecuencia de los feminicidios registrados que se llevan a cabo con un arma de fuego, cabe señalar que ha habido una relación creciente entre la prevalencia de los delitos con armas de fuego y la prevalencia de los feminicidios en todos los estados.  

Las relaciones cambiantes entre los feminicidios y los delitos con armas de fuego resaltan la dinámica recíproca de la violencia dentro de una sociedad. Demuestran las formas en que un clima creciente de violencia e impunidad pueden tener efectos inesperados dentro de una población, incluso en formas de violencia aparentemente no relacionadas, como la violencia de género. 

 

Sentimiento público sobre la violencia de género  

Al igual que en muchos lugares del mundo, los roles de género en México han ido cambiando durante las últimas décadas, desafiando prácticas y expectativas de larga data, y esto puede tener impactos divergentes en la violencia de género. Reflejando la creciente voz de las mujeres ante el asunto, la Marcha del Día Internacional de la Mujer de 2023 en la Ciudad de México atrajo a 90,000 mujeres que exigieron acciones ante los altos niveles de violencia de género en el país.  

Sin embargo, los datos de encuestas nacionales revelan que un alto grado de variación en las expectativas relacionadas con el género a lo largo del país. Los estados en la región suroeste del país parecen ver los roles de género de manera diferente a los estados en el norte y el centro del país. Menos del 70 % de las mujeres que viven en estados del suroeste, como Chiapas, Michoacán, Guerrero y Oaxaca, creían que tanto hombres como mujeres deberían aportar ingresos para el hogar.  

A este respecto, si bien las mismas encuestas revelan que tres formas de violencia doméstica –física, sexual y psicológica– han aumentado para las mujeres en la última década,  hay una forma de violencia –la violencia económica– que ha disminuido. Entre 2011 y 2021, la prevalencia de mujeres que experimentaron la violencia económica se redujo de 35.3 a 27.4 %, lo que puede reflejar un mayor nivel de independencia financiera entre las mujeres mexicanas.